El edificio destinado a crematorio municipal de Huesca se sitúa en el interior del recinto del cementerio, en la ampliación del mismo hacia el Este. Se ocupó una parcela municipal colindante a las últimas ampliaciones del camposanto oscense.
Se trata de un edificio singular, y como tal, está colocado respecto a los ejes del cementerio. Es un volumen rotundo que dialoga con el entorno mediante el contraste entre lo artificial y lo natural. Las líneas rectas de un cubo frente a la rotundidad del paisaje, la sierras prepirenáicas que se asoman a modo de fondo de escena. Las visuales desde la parcela son amplias sobre el crematorio y también desde él hacia el entorno.
El edificio responde en primer lugar a las necesidades funcionales y de programa que de él se requieren. Dicho programa ha sido confeccionado y definido con la ayuda y supervisión de profesionales de servicios funerarios, así como industriales dedicados a la fabricación de hornos crematorios.
En segundo lugar, se ha pretendido dotarlo de un visible contenido simbólico, con la construcción de un pórtico exento al volumen del edificio que sirve de “tránsito” a su interior, y cuya finalidad es la de “significar” la entrada y crear una gradación de espacios entre el espacio abierto y el interior del edificio.
Se refuerza la idea de tránsito definiendo la entrada con un paso pavimentado de madera, como un puente entre la vida y la muerte.
Interiormente, los espacios se caracterízan según su uso.
En la parte pública:
La sala de entrada tiene una iluminación desde la fachada principal, siendo las salas destinadas a la despedida del fallecido y la propia cremación dotadas de lucernarios superiores, que refuerza la idea de tránsito o elevación.